De acuerdo con la ONU, las tasas de fecundidad están cayendo a un nivel tan alarmante que han provocado «advertencias sobre el colapso de la población mundial«.
Los desafíos que enfrentan los jóvenes, como la inseguridad económica, el acceso a servicios educativos y médicos, así como la desigualdad de género podrían estar frenando sus posibles planes de crianza.
De 1970 a 2022, la Tasa Global de Fecundidad se ha reducido a la mitad, pasando de 3,3 hijos por mujer a 1,5, reporta la OCDE. Según el organismo, esta disminución podría transformar a las sociedades y el crecimiento económico.

El caso argentino
La tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014. Los hogares sin hijos ya son mayoría. Se trata de una de las disminuciones más bruscas en América Latina.
Los datos surgen de un estudio realizado por el “Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral”. Las cifras mostraron que el país experimenta uncambio en su estructura demográfica mediante el incremento de la población de adultos mayores y el aumento de mujeres al frente del hogar, entre otros factores.
El análisis, basado en los datos de INDEC, mostró que los hogares sin niños crecieron de manera sostenida, representando el 57% del total en el censo de 2022, frente al 44% registrado en 1991.

El concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, evolucionando en línea a las tendencias mundiales y los cambios demográficos, trayendo estas consecuencias.
Otro cambio importante en las dinámicas familiares es el aumento de los hogares unipersonales, que ahora representan el 25% del total en comparación con el 13% en 1991.
En paralelo, los hogares monoparentales, en su mayoría liderados por mujeres, también muestran un marcado incremento. En tanto, la población de adultos mayores creció considerablemente, con los mayores de 85 años que aumentaron del 1,5% al 11,8% de la población total desde 1991.
El descenso en la tasa de natalidad en Argentina resalta no solo cambios demográficos sino también sociales que afectan las decisiones de planificación familiar en el país.

Los cambios en los patrones de maternidad en el país indican un claro desplazamiento, con la edad promedio para tener el primer hijo ahora situada entre los 30 y los 34 años.
En cifras concretas del trabajo, el promedio de hijos por mujer bajó a 1,4 a nivel nacional, con un mínimo alarmante de 0,9 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
“El descenso en la tasa de natalidad, como transición demográfica, podría verse como un problema desde una perspectiva económica o como un desafío a pensar políticas sociales a futuro para otra composición social”, evaluó en este punto Vilda Discacciati, coordinadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Salud de la Universidad Hospital Italiano.
Se observa un incremento en los hogares sin hijos o sin menores de 18 años durante las últimas tres décadas. Según los datos, mientras que en 1991 el 44% de los hogares no contaba con hijos menores, para 2022 este porcentaje ascendió al 57%, reflejando un incremento de 13 puntos porcentuales en treinta años.
Incremento de hogares unipersonales y monoparentales
El crecimiento de los hogares unipersonales es una tendencia notable en Argentina, donde los hogares con un solo miembro aumentaron considerablemente en los últimos treinta años. Según el estudio, en 1991, estos representaban solo el 13% del total, pero para 2022, el porcentaje había ascendido a un 25%.
Podemos evaluar, que en el marco de una política económica y social neoliberal, estos cambios reflejan “una sociedad con una marcada tendencia al individualismo”.
“Este escenario subraya la necesidad urgente de diseñar políticas públicas que reconozcan y acompañen estas nuevas configuraciones familiares, distribuyendo de manera más equitativa las responsabilidades de cuidado y garantizando redes de apoyo efectivas”.
La guerra y la baja de natalidad: el caso ruso
Nos dice Emmanuel Todd, que Rusia tiene una debilidad fundamental, para los que consideran la posibilidad de convertirse en un nuevo imperio. Es su baja fecundidad, rasgo que a decir verdad, comparte con el conjunto del mundo mas desarrollado. Rusia tiene 146 millones de habitantes, según estimaciones de la ONU, descenderá a 126 millones en 2050. Al observar la pirámide de población proyectada, la cantidad de hombres jóvenes, susceptible de ser reclutada al ejercito, disminuye un 40%.
Por eso, hablar de una Rusia conquistadora, capaz de invadir Europa, es pura fantasía o propaganda. La verdad es que con una población decreciente y una superficie de 17 millones de km2, lejos de querer conquistar nuevos territorios, se pregunta sobre todo cómo seguirá ocupando el que ya tiene.
Por Guillermo Urdinez