Este lunes comenzó el segundo juicio por la desaparición y asesinato de Daniel Solano, el trabajador rural y temporario que llegó desde Tartagal (Salta) al Valle Medio de Río Negro para trabajar en la cosecha. Ocurrió el 5 de noviembre de 2011 y aún no se sabe donde lo enterraron. Su padre murió esperando poder hallarlo. Ya hay siete policías con pena perpetua, ahora juzgarán a otros tres.
En los alegatos de apertura, momento en que las partes (fiscalía, querella y defensa) exponen cual es su teoría del caso y la condena que pedirán, Nicolás Suárez Colman, quién representa a dos de los imputados, esgrimió algunas frases que pueden resultar peligrosas y que iremos enumerando:
«Me parece que se trata de una causa excesivamente politizada. Yo entiendo que en el año 2011 la Argentina atravesaba un proceso de revalorización de los DDHH y donde los movimientos de DDHH tuvieron una potencia garantizada desde el Estado…»
Claramente esto podría ser (y lo es también) una estrategia legal, propia de la profesión. Sin embargo, con el perfil de este letrado, es una realidad pensar que asi lo vive y lo siente, esto no se debe desconocer ni ocultar. Más allá de ejercer el derecho, su pertenencia a espacios políticos nos hace entender como piensa: fue macrista, estuvo del lado de Patricia Bullrich y hoy representa al partido Republicanos Unidos de Ricardo López Murphy en Río Negro, sello con el que se sumó a la alianza La Libertad Avanza para las próximas elecciones.
Muchas personas aluden a que un abogado se debe a quien lo contrata, aunque también se puede decir que en los casos de defensa privada como este, ellos si pueden elegir a sus clientes. Pero este es un caso en el que el letrado esta convencido y milita estas ideas.

A pesar de acusar una politización de la causa, el hace lo propio. Esto es algo que no está para nada mal, pero hay que señalarlo , no sólo se lo politiza de un lado y del otro se hace una lectura «objetiva» y se denuncia. Hablar de una «causa excesivamente politizada» y cuestionar el movimiento de los DDHH también es una postura política.
¿Es político pedir justicia por una persona desaparecida? Claro que si, más aún cuándo fue a manos de la Policía y del poder económico, en este caso, que han garantizado que no se sepa la verdad y dónde está enterrado Daniel Solano. La policía es parte del Estado, un Estado que debe cuidar de sus habitantes y por ende, cuando eso no ocurre, este debe responsabilizarse. Primero castigando a quienes no cumplieron con su deber y fueron complices a través de uno de los poderes estatales, el Judicial.

Pedir justica (o algo de ella) es una decisión extremadamente política y está bien que así sea. Lamentablemente, esto muchas veces depende de las fuerzas que tengan los afectados para afrontar todo el proceso que es de por si es extremadamente extenso, engorroso y desgastante, lleno de trabas y burocracia.
Ahora, retomando los dichos del abogado Suárez Colman:
«…parece ser que no se trata de una causa en la que realmente importe que pasó con Daniel Solano, tanto para la querella como para la fiscalía; parece que se trata de una cuestión que se persigue de caracter económico para ver que indemnización pueden sacar del Estado, por eso se investigó solamente a la policía y no se investigó ninguna otra línea»
Cabe mencionar que esta causa es la segunda parte de un caso que es muy grande, llena de irregularidades, de pistas falsas, de empresarios que movieron los hilos con su poder económico para tapar lo ocurrido, incluso, según la querella, con contactos e influencias en la Justicia y el poder político para evitar que se sepa la verdad. Como no podía ser de otra manera, esas causas por ahora no ven la luz y dificilmente la vean. En criollo: sólo caen «los perejiles».
Hecha esta aclaración, muy simplista de una trama extremadamente engorrosa y sucia, es recomendable ver el documental que el propio Sergio Heredia -uno de los abogados querellantes junto a Leandro Aparicio que representaron al padre de Daniel Solano en vida y hoy al abuelo- realizó durante la investigación del caso.
Con el criterio del abogado defensor, podríamos también pedir que no juzguemos los crimenes de las distintas dictaduras en latinoamérica, ni los genocidios y tantos otros hecho en la historia reciente de nuestro país como de la humanidad por una cuestión del paso del tiempo cómo el pregona en su defensa a los policías. Incluso porque podría ser que todas las familias que hayan perdido un ser querido sólo busquen un resarcimiento económico.
Entonces, ¿qué le decimos al padre de Sergio Ávalos, a la familia de Claudio Painevil, de Jorge Julio López, «marita» Verón, María Cash, Miguel Bru, Facundo Rivera Alegre, Iván Torres, entre otros?
Desde lo humano, no deja de ser un ataque gratuito a una familia que perdió a un ser querido y del que nada sabe hace 14 años. Ni siquiera se pudo despedir.
Es necesario detenerse a señalar
En un mundo y sobre todo en nuestro país, donde el sistema que nos domina, desde todas las esferas del poder se ataca a la memoria, es importante siempre detenerse en estas expresiones que son muy riesgosas para la continuidad de la vida en sociedad mínimamente sana.
Hoy, donde el odio es el idioma con el que se habla y se vive, donde te llevan a odiar a tu vecino por tener más que vos y así instantaneamente dudar de la honestidad con la que pudo haber accedido a ello, hay que tener mucho cuidado con lo que se dice. Atacar a la necesidad de reconstruir hechos para tener justicia es algo que de prosperar puede llevarnos a un camino sin retorno.

La memoria, estudiar la historia, apelar a lo que ya pasó, es algo que nos ayuda a no repetir errores, tal como dice una frase cliché, pero no menos cierta: «quién no conoce su historia, está condenado a repetirla».
Aquellos que hemos trabajado cubriendo juicios o incluso procesos judiciales que no llegan a nada, estamos acostumbrados a escuchar este tipo de frases, y no detenerse en ellas nos hace correr el riesgo de naturalizarlos, normalizarlos y así dejarlos pasar o que muera en un simple comentario, diálogo o una mirada. Por eso como comunicadores, cada vez que se pueda, es necesario señalarlos y cuestionarlos.
Hay cosas que no, hay gente que no y hay ideas que no… se respetan.